martes, marzo 30, 2010

Momentos agradables


Estuve el fin de semana en el casamiento de mi primo en Capital. Dos días solamente pero que sirvieron para ver a toda la familia, reafirmar que el vínculo sigue intacto, a pesar de las distancias, de las distintas etapas de la vida.

Mucha comida, baile divertido, ponerse al día con las actividades varias de los primos, el recuerdo siempre presente de Bababa, los nuevos integrantes.

Me gustan los reencuentros. El broche fue la picadita (con una flor hecha de jamón y salame, que habilidad) en lo de Alex y la promesa de una próxima aquelarre.


domingo, marzo 21, 2010

Mini relatos

Juan había descubierto algo asombroso, pero no podía decírselo a nadie. ¿Acaso la policía creería su historia, sin pruebas fehacientes? ¿Era su familia, aquella que lo tildaba de loco, la que iba a pensar que esta vez decía algo cuerdo?
Buscó en sus amigos, hombres errantes, uno que pudiera ser testigo de lo que acababa de ver. Pero estaban muy ocupados en sus castillos de papel, en intentar entrar en esas burbujas que trepan hasta perderse en el cielo.
Entonces la vio, ella jugaba con un tronco en la plaza, lo había transformado en una nave espacial. Tendría 7 u 8 años, no más, pero al cruzarse sus miradas, supo instintivamente que ella le creería. ¿Bastaba con que alguien tan chico lo supiera? Tal vez no, pero no podía seguir caminando sin compartirlo con nadie.
Se acercó a la niña, se sentó a su lado y mirando al piso le dijo: "He descubierto aquello que nos hace ser mejores personas..."
-Ajá.. Dijo ella sin dejar de jugar con su nave.
-La gente no quiere saberlo porque implica un esfuerzo grande, es como si estuviesen contentos de ser como son, con sus horarios complicados, sus egos personales, su fortuna, pero les cuesta dar este simple paso.
-Sí, muy ocupados. Asintió la niña.
-Entonces, por qué nadie quiere intentarlo?
Ella lo miró, dejó su nave en el piso. Tomó su mano y le dijo: "Yo sí".
Juan le sonrió, no hizo falta que le contara su secreto, extrañamente supo que ella ya lo sabía.

sábado, marzo 06, 2010

Orugas y la rpmqlp!!!!

Estaban mis dos plantas de tomate sobreviviendo al calor, estoicas, con sus tomatitos verdes que no paraban de crecer.

El sol hizo que maduraran dos o tres, en una ceremonia en la que solo nos faltó llamar al Intendente, los chicos cortaron dichos frutos e hicimos una pequeña pero riquísima ensalada con esos tomates que tanto habían cuidado.

Seguían los otros madurando cuando un día, ante mi total sorpresa, noté que tenían algo raro, me acerqué y vi que estaban todos comidos, como a mordiscones.

Qué paso??? No solo los que ya estaban para arrancar, los verdes también. Qué bicho se comería así a los pobres tomatitos??

En ese momento las vi, muuuuy cómodas en las frágiles ramas de la planta, adheridas con sus ventosas, boca abierta, preparadas para seguir con el festín.

Eran unas orugas verdes espantosas, asesinas de ilusiones, voraces, destructivas, tremendas hijas de puta!!!

Si, las orugas habían manducado prácticamente todos los tomates. Su final estaba previsto, el peque se encargaría de sacarles la cabeza (si es que se les puede identificar la cabeza), triturarlas en pedazos o secarlas con sal (si, la hoguera no estaba encendida, una lástima).

Antes, las metimos en un frasco, les pusimos un tomate apenas comido y ahí las dejamos para verlas actuar. Un rato nomás estuvieron ahí haciéndose las desentendidas con carita de "Yo no fui", pero su gula pudo más y subiéndose al fruto prohíbido, le entraron sin asco.

Debo decir que mi piedad hizo que terminaran en la basura y no en las garras del peque con ganas de experimentar.

Triste final, para los tomates, para las orugas y para el bol que se quedó sin tomates para la ensalada.