
Reconozco abiertamente que me gustan los mimos, los abrazos de la gente querida, esa que está a pesar de que pase el tiempo, de que no la veamos tan seguido.
Gracias Alex por este premio que guardaré en mi vitrina de los mimos.
El otro día hablaba de esa magia que nos hace encontrarnos, buscarnos y entendernos. Esa extraña razón que nos une a pesar de los kilómetros, de los continentes y de los idiomas. Rescato el amor por sobre todas las cosas, el amor de una madre a sus hijos, de hermanos, de amigos, un amor que no pide nada a cambio pero que se gratifica con nuestras alegrías y las comparte, las hace suyas.