miércoles, noviembre 25, 2015

Hay alguien ahí?

Hola... hola... hay alguien? Hola!!... la puerta estaba abierta.... hola!!
Ha pasado mucho tiempo, este lugar parece un pueblo fantasma, solo quedan en el recuerdo las palabras que alguna vez escribí, los comentarios que con tanto agrado leí. El tiempo no se detiene, simplemente pasa y nosotros con él. Voy a hacer una fogata por aquí para calentarme, buscaré armar un refugio, como el que una vez fue, refugio de mis dudas, de mis broncas y también de mis alegrías. Quedan unas latas sin abrir, se hace de noche, mañana saldré al bosque a buscar comida y a ordenar todo esto. Es bueno estar de vuelta.

viernes, diciembre 14, 2012

Porque el tiempo pasa

Y nos vamos poniendo viejos. Pero más allá de alguna arruga de más, lo que me llama la atención es ver cómo crecen mis hijos. Los días son testigos de sus preguntas cada vez más incisivas, sus posturas de nenes grandes. No son solo los centrímetros que suman a sus cuerpos, sino su capacidad de entendimiento, sus gestos, su acompañamiento permanente. Me enternece verlos tan maduros en algunas cosas y por el otro lado, tan inocentes, creyendo en un ser mágico que hace realidad sus deseos un 24 de diciembre a la noche o un bichito que se cuela por la casa y se mete debajo de la almohada para quedarse con sus dientes caídos. El peque se está transformando en todo un hombrecito, gentil, sensible, compañero. La enana en una señorita en envase chico, con sus posturas femeninas y su cuidado estético. Lo mejor es saber que con todas nuestras limitaciones como padres, ellos han captado algo que lo que quisimos y queremos legarles, por sobre todas las cosas, ser buenas personas.

miércoles, junio 06, 2012

Con un pie en el anden

Diciembre del 2011, en ese mes escribí mi última entrada al blog. Se que parece abandonado, que clama por un poco de atención, no es exigente, no reclama grandes textos, no espera soberbias interpretaciones de la realidad. Solo pide una foto, una palabra, un gesto. Y yo, ensimismada en mis ocupaciones cotidianas, lo miro al pasar, le digo que no pierda las esperanzas, pero casi al pasar le doy vuelta la cara. Me subo al tren de la falta de tiempo, veo cómo en ese andar se pasa la vida. A dónde van esas horas que antes sobraban y ahora huyen en autos nuevos, a gran velocidad. Es verdad que el tiempo pasa, lo noto en mis hijos, en sus reacciones. Ya están grandes digo, pienso, siento.... y a la vez tan chiquitos... El Peque me sorprendió con una palabra tirada sin darse cuenta, pero que muestra su capacidad de observación, su riqueza de vocabulario (orgullo de su mamá). Estábamos en la mesa (ahora es cuando vuelco mi bronca en las teclas y maldigo no haber escrito esto antes, porque ya no me acuerdo con exactitud sus palabras) y antes de apoyar la hoja que tenía entre sus manos exclamó: "hay migas por doquier". Si ya se que no es nada del otro mundo, pero me llamó la atención que utilizara ese término en particular, siendo que ya no se usa entre los chicos de su edad y me animo a decir que tampoco entre quienes lo doblan en años. Por otra parte la Enana contaba cómplice la manera en que evadía la mirada de la seño de inglés, para evitar ser llamada al frente a recitar su vestimenta. Entonces decía que cuando sentía que la seño la estaba mirando, hacía que buscaba el sacapuntas en su mochila o se agachaba a juntar el lápiz que oh casualidad, se caía al piso. Va a primer grado, estoy pensando en qué trucos utilizará cuando esté en el último año del secundario... Es reconfortante haber parado en esta estación, hacer un alto en el camino, observar que hay caras conocidas en el anden. Última llamada, el tren se dispone a continuar.

martes, diciembre 13, 2011

La edad de la inocencia


Me sigue emocionando la inocencia de los chicos, sus fantasías, sus miedos de tiza. Hoy la enana perdió su primer diente, hace sólo dos días había descubierto llena de emoción que se le movía un diente.
Cuando llegué del trabajo la encontré hablando con la boca dura, rígida la mandíbula, para evitar que el diente flojo se le escapara en un derroche de palabras.
No es nada, dije yo, pero ella ya pensaba en el Ratón Pérez que vendría a visitarla. Un animalejo de lo más esperado por los chicos por sus bondades nocturnas, aunque muchas veces temido por ser justamente una sombra que nadie ha podido ver.
La cuestión es que la enana tenía miedo de ir al baño sola a lavarse los dientes y luego, para no aplastar al ratón, durmió pegada contra la pared, en un costado de su cama.
Todo quedó olvidado cuando se despertó y vio esos dos billetes que don Pérez había dejado a cambio de su minúsculo diente, sumado a la alegría de tener ahora una ventanita en la boca.
Me sorprende cuando preguntan una y mil veces cómo hago el truco de las servilletas, donde por arte de magia aparecen paquetitos de figuritas (si supiera el truco con billetes!!), o cómo hace Papá Noel para llegar a todos los hogares del mundo.
Nos reímos cómplices entre los tres (el Peque ya está grande) cuando ellos descubren a los falsos Papá Noel, que pasean sus pobres trajes regalando caramelos. Entonces me guiñan un ojo y en voz baja, para que el pobre tipo no los escuche, me dicen: "ese es un hombre disfrazado, no?".
Si, les digo con un leve movimiento hacia abajo de la cabeza, Papá Noel está muy ocupado encargándose de preparar todos los regalos del mundo, no puede estar repartiendo caramelos.
En pocos años, meses tal vez para el más grande, perderán la inocencia y ya no les podremos decir que dos más dos, con una varita mágica pueden ser cinco.

sábado, noviembre 05, 2011

A su debido tiempo


Hoy, tarde, mientras me hacía un té con canela, en un alto de mis obligaciones laborales, dejé escapar unos cuantos pensamientos motivados por las instrucciones que traía el sobre del saquito de té.
"Vierta agua del primer hervor y deje reposar entre 3 y 4 minutos..." Claro, de esa manera el saquito libera su rico sabor, pero no solo eso, evita que nos quememos la lengua si lo queremos tomar ni bien echamos el agua.
Cuántas cosas salen mal o no como deberían por no esperar su momento justo. En este mundo apurado en el que vivimos, estamos desacostumbrándonos a esperar. Antes había que esperar para marcar un número telefónico de varios dígitos... tac tac tac tac tac, giraba el disco del teléfono (si, disqué un 5, pero la espera se hacía más importante con muchos nueves). Podíamos construír un avión de madera balsa, cortando y pegando cada maderita en su lugar, en una tarea que nos llevaba varios días...
Para ver televisión había que esperar el horario en que comenzaba la transmisión y los dibujitos eran cosa de las cinco de la tarde. La espera se matizaba con juegos inventados.
Podría ir más lejos, decir que la plata se hacía trabajando, que uno podía hacer carrera durante toda una vida en una misma empresa, etc.
O decir que ahora la inmediatez de la teconología ha hecho que las comidas sean todas rápidas, que tengamos que hacer zapping cada 5 minutos o que no plantemos árboles que tardarán muuuuuchos años en crecer.
Pero no quiero irme por las ramas de un árbol invisible, solo decir que muchas cosas mejoran si esperamos el momento justo. El té sabe mejor si se lo deja reposar, el amor llega en el momento indicado, el trabajo se vive mejor si sabemos cambiarlo o continuar a su debido tiempo y mucho más...
Curiosamente mi té era La Virginia y hoy me he tomado cinco minutos.

domingo, octubre 23, 2011

Sentir que es un soplo la vida..


El día estuvo muy movido, con partido de hockey y desfile enaneril incluído. Pero ahora, en la quietud de mi casa trasnochada, cuando solo se escucha el ruido del lavarropas (el incansable obrero), tengo la enorme necesidad de volver a mi antiguo amor.
No se muy bien por qué dejé de escribir en este blog, si por la falta de tiempo, por estar distraída en otros sitios on line o simplemente por no tener nada que decir.
Muchos días pasaron desde el último post, en el medio, la vida siguió su curso, implacable, dejando muchas cosas positivas en el camino y algunas negativas.
Podría ahora hablar de los libros que he leído, de las buenas películas que siempre conviene recomendar, de lo grandes que están los chicos o de las cagadas que se sigue mandando el perro.
Pero solo voy a dejar esta sensación de alegría que me provoca volver a un lugar donde siempre fui bien tratada, donde conocí personas maravillosas y donde pude dejar escritos unos cuantos pensamientos, emociones, broncas y sonrisas.

martes, marzo 15, 2011

En el aire


En la oscuridad más absoluta ella tomó un hilo invisible y comenzó a coser, enhebrando palabras de otros, surciendo sueños inconclusos, reforzando melodías.

Era una tarea agotadora, sus manos iban y venían en la espesura, sus pasos pequeños corrían hacia adelante y luego retrocedían.

Parecía una araña tejiendo su tela, en silencio, pero con una sonrisa.