viernes, diciembre 14, 2012

Porque el tiempo pasa

Y nos vamos poniendo viejos. Pero más allá de alguna arruga de más, lo que me llama la atención es ver cómo crecen mis hijos. Los días son testigos de sus preguntas cada vez más incisivas, sus posturas de nenes grandes. No son solo los centrímetros que suman a sus cuerpos, sino su capacidad de entendimiento, sus gestos, su acompañamiento permanente. Me enternece verlos tan maduros en algunas cosas y por el otro lado, tan inocentes, creyendo en un ser mágico que hace realidad sus deseos un 24 de diciembre a la noche o un bichito que se cuela por la casa y se mete debajo de la almohada para quedarse con sus dientes caídos. El peque se está transformando en todo un hombrecito, gentil, sensible, compañero. La enana en una señorita en envase chico, con sus posturas femeninas y su cuidado estético. Lo mejor es saber que con todas nuestras limitaciones como padres, ellos han captado algo que lo que quisimos y queremos legarles, por sobre todas las cosas, ser buenas personas.

miércoles, junio 06, 2012

Con un pie en el anden

Diciembre del 2011, en ese mes escribí mi última entrada al blog. Se que parece abandonado, que clama por un poco de atención, no es exigente, no reclama grandes textos, no espera soberbias interpretaciones de la realidad. Solo pide una foto, una palabra, un gesto. Y yo, ensimismada en mis ocupaciones cotidianas, lo miro al pasar, le digo que no pierda las esperanzas, pero casi al pasar le doy vuelta la cara. Me subo al tren de la falta de tiempo, veo cómo en ese andar se pasa la vida. A dónde van esas horas que antes sobraban y ahora huyen en autos nuevos, a gran velocidad. Es verdad que el tiempo pasa, lo noto en mis hijos, en sus reacciones. Ya están grandes digo, pienso, siento.... y a la vez tan chiquitos... El Peque me sorprendió con una palabra tirada sin darse cuenta, pero que muestra su capacidad de observación, su riqueza de vocabulario (orgullo de su mamá). Estábamos en la mesa (ahora es cuando vuelco mi bronca en las teclas y maldigo no haber escrito esto antes, porque ya no me acuerdo con exactitud sus palabras) y antes de apoyar la hoja que tenía entre sus manos exclamó: "hay migas por doquier". Si ya se que no es nada del otro mundo, pero me llamó la atención que utilizara ese término en particular, siendo que ya no se usa entre los chicos de su edad y me animo a decir que tampoco entre quienes lo doblan en años. Por otra parte la Enana contaba cómplice la manera en que evadía la mirada de la seño de inglés, para evitar ser llamada al frente a recitar su vestimenta. Entonces decía que cuando sentía que la seño la estaba mirando, hacía que buscaba el sacapuntas en su mochila o se agachaba a juntar el lápiz que oh casualidad, se caía al piso. Va a primer grado, estoy pensando en qué trucos utilizará cuando esté en el último año del secundario... Es reconfortante haber parado en esta estación, hacer un alto en el camino, observar que hay caras conocidas en el anden. Última llamada, el tren se dispone a continuar.