miércoles, marzo 28, 2007

Libros del viento...

Alguna vez me quedé con un libro que no era mío, debo confesar que fue sin querer, el tipo pasó por la cola del teatro para ver al Negro Dolina, repartió sus libros y despues pasó a retirarlos. Nunca lo ví, el nunca me vió, lo busqué cuando la cola empezó a moverse, lo busqué dentro del teatro, pero no lo ví. Y el libro se quedó conmigo. Ahí descubrí a Guillermo de Posfay , y su libro Sed me atrapó, tanto que se lo pasé a mis hermanos. Una de ellas se contactó con el tipo que ahora esta en el exterior y sus amigos fueron a venderle dos libros (por la módica suma de $10).
Este es un fragmento de ese libro, si alguna vez se lo cruzan, diganle que un libro suyo vaga sin rumbo de persona en persona, generando inquietudes...

"Escribo libros, recorro la ciudad de una punta a la otra consiguiendo dinero para imprimirlo, y una vez armados salgo a venderlos. Me meto en bares llenos de jóvenes que se arremolinan unos en torno de otros, mirándose, como un juego aburrido donde no se permite violar las reglas, y alcohol, demasiado alcohol para tan poco espacio donde descargarlo. Griterío absurdo. Volumen de palabras cruzadas. Ra ra ra. Cada vez más fuerte. Cada vez más hipócrita. La cara falsa de la moneda sin respaldo. Sal efervescente. La cáscara de la nada. Un corazón latiendo sin sangre. Ni una gota. Hippies minuciosos que cuidan cada hilacha y saben donde está cada mancha de su ropa. Flacas que se quejan de que están gordas y gordas que quieren ser como las flacas. Esposas insatisfechas. Novios del recuerdo. Intelectuales de conservatorio incapaces de zapar con la vida. Geólogos del error. Estampillas de correos electrónicos. Ceniceros del sector no fumadores. Saltamontes de meseta. Ni fus ni fas. Etcéteras. Pastillas brillando en bocas apagadas. Filosofía de spa. Ra ra ra. Todos yendo tras la opinión de los demás. Lameculos que no se emborrachan en la fiesta de fin de año porque está el jefe. Borrachines de metegol. Muñequillas de cera. Memorizadores de espontaneidad aguardando ser sorprendidos. Palidez en invierno, exaltación en verano, camareras, servilletas, propinas, humo, maní, aros, anillos, collares, escotes, tetas, rostros hermosos, espantosos, anteojos, miradas, histeria, soberbia, frenesí, y yo ahí, estirando libros, repitiendo lo mismo, siempre lo mismo, les dejo un libro si quieren verlo sin compromiso enseguida regreso muchas gracias. Me desplazo entre un bazar de vidas idiotas, ensayadas y mal representadas. Documentos, edades, ocupaciones y demás fruslerías se consumen como una vela de cebo. Los escuálidos gérmenes te vigilan tratando de picotear las ideas que vas dejando caer de tus bolsillos. Algo choca como un murciélago sin antenas y te revuelve los sentimientos igual que un robo del cual no podés asegurar que se llevaron y sin embargo descubrieron el sitio exacto donde guardás lo que nunca supiste que era ni sabías dónde estaba. En ese momento podés sentir fácilmente la constante lucha de lo inerte tratando de desarrollarse o evolucionar de algún modo. Billones de átomos y células que claman como uñas carcomidas, frías, sintéticas y heridas como la pata de una silla donde se afila las uñas el gato. Les dejo un libro si quieren verlo sin compromiso enseguida regreso muchas gracias. Les dejo un libro si quieren verlo. Les dejo un... Los que se interesan generalmente son los que no tienen plata, y el resto hablando de memoria, ra ra ra, impermeables. Me desprecian el libro como si les ensuciara la vista. Tengo las manos vacías y no pido limosnas. No creo en el llanto aunque llore de verdad. Me fueron empujando de a poco a decir todo esto. Los que me ignoran o maltratan tienen algo que reacciona contra la vida. Una negación, un consuelo peyorativo, un compadecimiento esclavizado. Les molesto. Me miran con hastío. Me dan consejos. Forman su opinión de una hojeada. Discuten mis ideas, mi forma de vida y me lo devuelven llenos de errores de ortografía. Prelecturas de gente analfabeta. Este país está fundido. Se vende hasta la miseria y nadie la compra. Ya tienen. Este país está lleno de alfabetos ignorantes. No hay futuro para mi, comienzo a darme cuenta mal que me pese. Mi destino me pide limosnas. Soy un vago, lo sé. Pero te aseguro que durante todo el día estoy buscando una frase, desenvolviendo historias, raspando el fondo de mi cabeza para encontrar algo más que sangre. No es suficiente. Nunca es suficiente. No tiene peso alguno. No como el dinero que tiene peso específico. Observás un billete y vale lo que dice. Ni menos ni más. Comprendo perfectamente que no puedan comprar libros o no los necesiten. Conozco cientos de personas que en toda su vida no leyeron un solo libro y pueden vivir sin seguir necesitándolos... lamentablemente. Los libros no se escriben para ser vendidos, al menos los que a mí me gustan. Los libros se escriben para escribirlos y después para ser leídos. Yo tampoco nací para armar libros ni para venderlos. Nací a escribir y leer y tampoco puedo comprar muchos. Los pido prestados, me los regalan, los robo de las bibliotecas. Soy yo el que voy a ofrecerle a la gente en circunstancias que desconozco. Quizás estén tristes o pensativos o no tengan ganas de abrirlos en ese momento o lo hacen pero no sienten atracción, pero el desprecio es otra cosa. Las noches que regreso a casa sin una moneda, con más deudas que el día anterior, sin saber como pagarlas, y los gatos que gritan de hambre y me recuerdan que soy pobre, y en el baño los champús están dados vuelta porque casi no queda, y las cucarachas escondiéndose a toda velocidad, y la canilla goteando en negra 124 sobre los platos sucios, esas noches pienso en buscarme un empleo y postergar este asunto para más adelante. Nunca me convenzo del todo, no doy brazo a torcer. Si me empleara sólo estaría colaborando con este sistema decadente, estaría aportando a mantenerlo en su lugar. No soporto la explotación. No soporto la desigualdad. Dejar de hacer lo que me gusta para comer y tener un techo no me parece algo que pueda llamarse digno. Entonces, aterrado con la idea de no poder dedicarme a lo único que me gusta, me digo que mejor así, que estoy condenado placenteramente, que continuaré escribiendo porque es la única manera. Frente a una hoja me siento un gigante, un dios que no necesita otro alimento que su propia creación, un peregrino sangrando los pies, ¡nunca más acertado! ofreciendo libros como un soberbio siervo, de mesa en mesa, de grupo en grupo. Les dejo un libro si quieren verlo sin compromiso muchas gracias. A veces vendo un libro y pienso que es inútil, que estoy entregando un souvenir. Algunos me llenan las manos de pobreza no importa cuanto me den. Otros son regalos celestiales, gente atrevida, provocadora, que arenga felicidad y te da buen aliento, y si no pueden comprar los libros no dudo en regalárselos aunque generalmente no los aceptan pero insisto hasta que se lo quedan, y me siento feliz por cierto. Pueden conmigo. Sé lo que hago ¡yo escribo para ellos! A ellos miro cuando busco compañía. Me sacan del ataúd. Entran por las rajaduras de mi cráneo... y se quedan. Los que cantan desafinados sus propias canciones y se quedan afónicos cuando su equipo pierde y se cuelan en el casamiento y saludan a la novia. Los que miran hormigas y acarician gatos y se limpian los dedos en las cortinas y antes de empezar un libro leen el final. Los que inventan definiciones de una palabra que desconocen y no entienden su propia letra y hablan con extraños y dicen la verdad mintiendo. Los que aman sin conocer y no visitan al medico de su familia y te convidan el último cigarrillo. Estoy seguro que ellos valoran como ningún otro, que sienten respeto y curiosidad. Así sucede cuando abro un libro. Siento que tengo un pequeño tesoro, que estoy abriendo una pequeña eternidad. Si está bien escrito y no esconde los sentimientos o tiene una mirada auténtica y está firmado con tripas, no quiero que termine nunca. No me gusta que las cosas vayan resolviéndose para bien o para mal. Quiero neuronas reproduciéndose o haciendo el intento. Busco los sentidos visibles y ocultos. Lo estudio porque puede ser el único testimonio que quede sobre la tierra. Tiene que ser horripilante y bello. Contraerse y dilatarse. Suplicar y blasfemar. El libro siempre está empezando. Cada nuevo párrafo un comienzo diferente. Un caos revolviéndose. Una escupida de belleza. Acentos en palabras inalteradas. Energía en sarpullidos. Lagañas. Hambre voraz. Caballos arrojando patadas. Desolación. El escritor comienza a comprender a su víctima... abre los ojos para soñar del mismo modo que se abre un cuaderno para empezar a escribir. Quiero decirlo nuevamente..."





Fragmento de Sed- Guillermo de Posfay

lunes, marzo 26, 2007

El juego continúa


Estoy de vuelta, luego de un viaje lleno de angustias, rezos e incertidumbres.

Dejo una mochila llena de dudas, by passes, terapia intensiva y lágrimas.

Me siento en un sillón, respiro hondo y sonrío.

La vida sigue, sobre todo para vos Pa.

Seguimos todos, juntos, unidos, peleandole a la vida...

martes, marzo 20, 2007

Tetaaa


-Teta mamá

-No Millie, la teta se la llevó Mamama, querés mema?

-No

-Agua?

-No, teta

-Leche en un vaso, mirá que lindo!!

-No, (plash, leche al piso)

-No hay mas teta, Mamama se la llevo. Quien se llevó la teta?

-Mamama (gesto de "no hay mas").

-Muy bien, queres mema?

-No, teta. Teeetaaaaa, buahhhh....


Qué difícil, así estamos durante estos 3 dias que lleva sin teta. Pero era tetadicta, es muuuy difícil el trámite.

Fuerza!!

Por tus años de sacrificio.


Por tus consejos.


Por tus comidas.


Por tu ejemplo.


Por tu lucha diaria.


Por las distancias superadas con cariño genuino.


Por todo eso y mucho mas...


Fuerza Pa!!

viernes, marzo 16, 2007

Ausencias


Ausencias desgarradoras que nos dejan un vacío en el alma...

Ausencia de vos en ciertos momentos...

Ausencias de 5 minutos que paralizan...

Ausencia de calor, de risa, de frazada para dos...

Ausencias que miden tres metros, disfrazadas de ogros...

Ausencia de consejos, de regazo, de charlas de madrugada...

Ausencia de mate compartido...

Ausencia de lágrimas, buenas o malas...

martes, marzo 13, 2007

Citas


"La vida feliz no es más que una. Lo que la sitúa en el mejor de los estados no es su magnitud, sino su calidad: así, larga o corta, dilatada o concentrada, distribuida por muchos campos o muchos deberes, o reducida a uno, es siempre igual. Quien la valore por el número, la medida o las partes, elimina de ella lo que tiene de excelente. ¿Y qué es lo excelente de la vida feliz? El ser plena. El fin de comer y el beber creo que es saciarse. Hay quienes comen menos, hay quienes comen más, pero ¿qué importa? Ambos quedan saciados. Hay quien bebe más, hay quien bebe menos, pero ¿qué importa? Ambos han apagado la sed. Hay quien ha vivido más años, y hay quien ha vivido menos, pero no importa si los muchos años del primero lo hicieron igualmente feliz que los pocos años del segundo. Aquel que tú llamas menos feliz no lo es, pues la palabra feliz no admite diminutivo. Quien es fuerte está libre de temor; quien está libre de temor queda libre de tristeza; quien está libre de tristeza es feliz"


Lucio Anneo Séneca.


El amigo Séneca ha planteado algo que es cierto, lo que importa es cómo vivamos la vida, no cuánto vivamos, claro que si es mucho y bueno, mejor. No concuerdo con su última parte de esta cita, donde dice que quien es fuerte está libre de temor. Podemos ser fuertes, pero siempre tendremos algun tipo de temor y es muchas veces ese temor el que nos hace sacar fuerzas de donde no se tienen. Tampoco creo que quien este libre de tristeza es feliz, digo, seguro que si alguien carece por completo de tristeza es feliz, pero con cierta dosis de tristeza también se puede ser feliz...

jueves, marzo 08, 2007

En el día de la Mujer...


Mujeres
Autor: Santiago Gamboa *

Es el único tema en el que soy radical e intolerante. En el que no escucho razones: las mujeres de mi generación son las mejores. Y punto.
Hoy tienen treinta y pico, cuarenta, y son bellas, muy bellas, pero también serenas, comprensivas, sensatas, y sobre todo endiabladamente seductoras, a pesar de sus incipientes patas de gallo o de esa afectuosa celulitis que capitonea sus muslos y las hace tan humanas, tan reales. Hermosamente reales.
Casi todas, hoy, están casadas o divorciadas, o divorciadas y vueltas a casar, con la idea de no equivocarse en el segundo intento, que a veces es un modo de acercarse al tercero, y al cuarto intento. Qué importa. Otras, aunque pocas, mantienen una pertinaz soltería y la protegen como una ciudad sitiada que, de cualquier modo, cada tanto abre sus puertas a algún visitante. ¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación!
Nacidas bajo la era de Acuario, con el influjo de la música de los Beatles, de Bob Dylan, de Lou Reed, el mejor cine de Kubrick y el inicio del boom latinoamericano, son seres excepcionales. Herederas de la “revolución sexual” de la década del 60 y de las corrientes feministas que, sin embargo, recibieron pasadas por varios filtros, ellas supieron combinar libertad con coquetería, emancipación con pasión, reivindicación con seducción. Jamás vieron en el hombre a un enemigo, a pesar de que le cantaron unas cuantas verdades, pues emanciparse era algo más que poner al hombre a trapear el baño o a cambiar el rollo de papel higiénico. Decidieron pactar para vivir en pareja, esa forma de convivencia que tanto se critica pero que, con el tiempo, resulta ser la única posible, o la mejor al menos en este mundo y en esta vida.
Son maravillosas y tienen estilo, aun cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan. Usaron faldas hindúes a los 18 años, se adornaron con collares precolombinos, se cubrieron con suéteres de lana y perdieron su parecido con María, la virgen, en una noche loca de viernes o de sábado después de bailar “El ratón”, de Cheo Feliciano, en La Teja Corrida o en Quiebracanto, con algún amigo que les habló de Kafka, de Gurdjieff y del cine de Bergman.
Al fondo de sus mochilas arahuacas había paquetes de Pielroja, libros de Simone de Beauvoir y casetes de Víctor Jara. Y al dejarnos, cuando no les quedaba más remedio que dejarnos, nos dedicaban esa canción de Héctor Lavoe que es a la vez un clásico del periodismo y del despecho, y que se llama “Tu amor es un periódico de ayer”. Se vistieron de luto por la muerte de Julio Cortázar, hablaron con pasión de política y quisieron cambiar el mundo; bebieron ron cubano y aprendieron de memoria las canciones de Silvio y de Pablo; conocieron los sitios arqueológicos de San Agustín y Tierradentro (en esa época se podía ir sin temor a la guerrilla, qué nostalgia), fueron con sus novios a las playas del parque Tayrona, durmiendo en carpa y dejándose picar por los mosquitos, porque adoraban la libertad, algo que hoy le inculcan a sus hijos, lo que nos hace prever tiempos mejores y, sobre todo, juraron amarnos para toda la vida, algo que sin duda hicieron y que hoy siguen haciendo en su hermosa y seductora madurez.
Supieron ser, a pesar de su belleza, reinas bien educadas, poco caprichosas o egoístas. Diosas con sangre humana. El tipo de mujer que, cuando uno le abre la puerta del carro para que suba, entra y se inclina sobre la silla del conductor y le abre a uno desde adentro. La que recibe a las cuatro de la mañana a un amigo que sufre, aunque sea su ex novio, porque son maravillosas y tienen estilo, aun cuando nos hacen sufrir, cuando nos engañan o nos dejan, pues su sangre no es tan helada como para no escucharnos en esa necesaria y salvadora última noche en la que están dispuestas a servirnos el octavo whisky y a poner por sexta vez esa melodía de Santana.
Por eso, para los que nacimos en la década del 60, el día de la mujer es en realidad todos los días del año, cada uno de los días con sus noches y sus amaneceres, que son más bellos, como dice el bolero, cuando estás tú. ¡Qué bellas son, por Dios, las mujeres de mi generación!


* Escritor colombiano, autor de Páginas de vuelta (1995), Perder es cuestión de método (1997), Vida feliz de un joven llamado Esteban (2000), Los impostores (2002). Columnista de la Revista Cambio, de Colombia. Actualmente, reside en Italia.

Mujeres - Silvio Rodriguez




lunes, marzo 05, 2007

Frases sueltas

"Reza, pero no dejes de remar hacia la orilla"





Estaba ahí en una de las hojas de la radio y me pareció muy cierta la frase...

jueves, marzo 01, 2007

Empiezan las clases


El lunes mi hijo empieza otro año de jardín, como fue desde el maternal ,este será su tercer año de jardín.

El lunes empiezan las corridas, los horarios estrictos, los almuerzos apurados, las carreras por toda la casa para peinarlo, laverle los dientes y ponerle el delantal antes de salir.

El lunes nos empiezan a secar los bolsillos, que $50 para materiales, que $10 para un regalito, que la cuota de los privados no va a aumentar (según el gobieron)...MINGA...aumentó casi un 50%!!

El lunes comenzamos otra vez con los cumpleaños cada 3 días!!


El lunes empieza el colegio, y que lindo es verlo en los actos escolares cuando saluda desde el escenario.

El lunes lo buscaré como todas las tardes a partir de ahí y me recibirá con un abrazo enooorme y me contará todos los trabajitos que hicieron.

El lunes me traerá un amiguito a casa y se reirá con él.

El lunes aprenderá nuevas canciones y se las enseñará a su hermana.

El lunes él tendrá sus pequeñas responsabilidades y se esmerará por cumplirlas.

El lunes me voy a emocionar al verlo con su delantar y su mochila, con sus compañeros y en su nueva salita...

La sopa del bebe - Piojos y Piojitos 2