Después de muchos intentos fallidos, marido fue a cazar avestruces. Por estos lares estos animalejos se reproducen bastante y en bandada arruinan los cultivos, so, los dueños de los campos dan permiso para que bajen a unas cuantas... (triste final para ellas).
Decía, marido partió con su escopeta en mano y regresó entrada la noche con el botín. Traía los cuartos de un avestruz, que dejó a metros de la casa y ahí nomás en el pasto (salubridad, por aquí por favor!!!) comenzó a cuerear, o a desplumar, vaya uno a saber...
Carne!! pensé yo al ver que ese bulto plumoso tomaba forma comestible. Luego de cortar prolijamente quitando telitas varias, debo decir que la caza dio sus frutos y que disfrutamos de unas riquísimas milanesas de avestruz, mucho más tiernas que muchos cortes de vaca.
Ah y lo mejor... mi freezer ya no está vacío!!!!