domingo, noviembre 22, 2009

Lo dijo el poeta

Hoy en el diario salió una frase del poeta francés Paulo Aúguez muy cierta. Dice así:

"Vivir, soñar, sufrir, morir: he aquí lo que no se enseña en las universidades y que, sin embargo, encierran toda la verdad de la existencia".

Y si, cuántas veces hubiésemos preferido buscar en un manual, encontrar en google o en las aulas de una universidad la respuesta a tal o cual cosa que nos hizo sufrir, que nos complicó el vivir.
O vernos tentados de publicar nuestras alegrías, los encuentros compartidos, hacer de ellos una materia para que todos se lleven algo positivo.
Pero claro, en todo aquello que ya viene explicado, digerido, tiene otro sabor, las derrotas vividas, los sueños cumplidos y por cumplir, la misma muerte, todo eso nos hace ser como somos...

martes, noviembre 17, 2009

A practicar

Sí, debería dejarlos ganar, a uno porque es chiquito, porque se frustra cuando pierde, al otro por su orgullo herido, pero no.


Tendrán que seguir practicando porque al fútbol por ahora no me ganan!! je.


lunes, noviembre 02, 2009

A leer se ha dicho


Hoy quiero recomendarles el buen libro que me pasó mi hermana. Se llama El resto es silencio, de Carla Guelfenbein, escritora chilena.

Acá encontré una reseña de un lector que dice:

Maravillosa novela de Carla Guelfenbein, triste, desoladora, pero espléndida. Los sentimientos más profundos se ven remecidos por esta historia, la de Tommy, pero a la vez lo es también de tantos y tantos seres solitarios, excluidos, diferentes, que experimentan ese sordo dolor propio de la incomunicación.
La historia es muy fuerte pero atrapa desde el principio, muy bien llevada por la autora. Gira en torno a una familia especial, pero igualmente alrededor de su historia, de su pasado.

Tommy, un pequeño de 12 años, con una grave enfermedad coronaria que lo ha acompañado toda su corta vida, tiene un mundo interior muy rico, lleno de fantasías, con amigos imaginarios incluidos -los de carne y hueso se le resisten- descubre sin querer un secreto que altera su fragil cotidianidad, pero que lo impulsa a avanzar en busca de las raíces mismas del problema, de su propia vida.
Juan, el padre de Tommy, un exitoso cirujano -un dios, como muchos doctores se sienten- luego de su viudez, se vuelve a casar con Alma, una mujer con sus propios fantasmas, pero que se entiende bien con Tommy y lo quiere como un hijo. Es difícil no identificarse con los personajes, un padre más ausente de lo necesario, el trabajo como refugio, la relación con los hijos pequeños, uno llega a plantearse -como padre- si lo hace bien o mal, los errores cometidos, en fin, llega fuerte la novela en esos rinconcitos que nos duelen.

El amor que muchas veces se ve como indestructible se resquebraja ante nuestros propios ojos sin poder hacer siquiera nada.
Algo así va pasando con Alma y Juan, los recuerdos siempre presentes de la madre de Tommy, el encuentro con un antiguo amor, Tommy con su visión de niño y una perpicacia de adulto es testigo de ese resquebrajamiento sintiéndose culpable. Pero en su búsqueda avanza incansable, realiza proezas nunca antes vistas, descubre la amistad, vive sus mejores momentos, pero se presiente algo, unos nubarrones que desgarran, un dolor que no se puede describir.
No quiero seguir. Sólo que esta novela hace que uno se planteo muchas cosas respecto a la relación con los hijos. Cómo es su mundo, cómo cabemos en él, sentirá que estamos a su lado, el amor incondicional que nos dan lo sentirán de vuelta. La novela es triste y cala hondo, pero es muy buena. No pierdan la oportunidad de leerla.


Agrego yo que reflexiona sobre el mundo de hoy, sobre cómo las familias comparten cada vez menos, aislandose cada uno en su caparazón. ´

De fácil lectura, es recomendable, no se la pierdan.