Estaba leyendo un blog muy interesante sobre otra cosa cuando se me cruzó por la cabeza el recuerdo de algunas travesuras infantiles.
Me acuerdo de cuando meterse en casas en construcción era de lo mas divertido, sobre todo si uno podía llevarse algo de recuerdo, algo que serviría mas tarde para la construcción de la casita del arbol.
O de cuando con mis primas burlamos la seguridad de un mercadito y nos robamos un paquete de Melba cada una (si, cuando las Melba venian en paquetes chicos) que degustamos luego en el telesferico del Italpark.
Y todo esto me hacia reflexionar sobre en qué momento uno hace click y robar deja de ser algo divertido y pasa a ser algo lamentable y denigrante. Se ve que a muchos el click no les llega nunca y lo siguen haciendo por el resto de sus vidas, solo que en vez de divertido para estas personas es necesario.
De chicos rompemos reglas, probamos límites, jugamos con el bien y el mal. De grandes elegimos el camino de mano única, o vamos por el del bien y tratamos de hacer siempre lo que esta bien, o elegimos el del deshonor y la desvergüenza, el facil camino de la desfachatez.
Claro que a veces es tentador tomar uno que otro atajo inmoral, pero sin desviarnos mucho del camino principal, pero son desvíos dentro del camino bueno.
En fin, en cual estoy?? No lo se, querría estar siempre en el correcto, pero es tan difuso el camino, no esta señalizado, hay niebla, no siempre tengo la fuerza necesaria para andar por el correcto, aunque tengo terror de ir por el otro.
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